"Oskar Alegria y sus marcos bulímicos, bulímicos sí, porque consiguen enmarcarlo casi todo:
en primer lugar su propia imagen que a su vez enmarca otra imagen, cualquier imagen: un paisaje perdido bien o mal pintado, una mujer endomingada que ha ido al fotógrafo para “inmortalizar” el momento, cualquier cosa.El proceso pudiera terminar aquí, pero no, no termina.
Continúa porque el marco enmarcador enmarca también el lugar del encuentro, un lugar anónimo que en principio nada tiene que ver con el marco ni con lo enmarcado. Bien mirado, vemos que se trata de un lugar donde el paisaje perdido o la mujer endomingada se convierten en un mundo de presencias y ausencias, atravesado por historias imaginarias que escapan a ese marco bulímico.Y son esas historias las que se evocan también aquí con toda su fuerza pero ya fuera del marco,
porque se alojan en la mente del espectador, un terreno donde los fantasmas son ya mentales
y pueden ser remarcables, pero nunca enmarcables".esther ferrer, premio nacional artes plásticas 2008